domingo, 31 de enero de 2010

Clase del día 26 de Enero

Me atrevería a decir que el empezar de la última clase ha sido el más triste de todo el curso. ¿Por qué? Pues porque Miguel nos puso un power point sobre la tragedia sucedida en Haití. Empezaba mostrando la inauguración de una escuela el día 18 de Diciembre, donde se veían niños leyendo y bailando, los párrocos de la escuela…y todos pasándoselo bien. Luego salen imágenes del día 12 de Enero, día en el que un terremoto de 7 grados destrozó Haití, y obviamente, la escuela también. En ella quedaron atrapados unos 300 niños y en la presentación podemos ver como sus padres y profesores intentan rescatarlos…aunque muy pocos lo puedan conseguir, por desgracia. Ya hay 150000 muertos y en consecuencia, 150000 familias destrozadas.
El power point me hizo pensar que en realidad, no valoramos lo que tenemos. Nos parece normal comer todos los días 4 veces, ducharnos, estar con nuestra familia, con nuestros amigos…pero sin embargo, eso es algo que muchas personas desearían tener.
Ahora con la noticia, todos nos ponemos a decir “pobrecitos”, “¡qué pena!”, pero dentro de poco, nos olvidaremos de lo que pasó. ¿No es mejor intentar ayudar, que ponernos a “lamentar” lo que ya ha sucedido? Mis compañeros y yo vamos a dar un poco de dinero para una ONG para ayudar a los haitianos. Es poco, pero menos es nada. Seguramente se lo daremos a la Cruz Roja, ya que nuestro profesor nos dijo que era una de las ONG en la que podíamos confiar. De hecho, varias veces han salido noticias de cómo hay organizaciones que nos han estafado, que más de la mitad del dinero que recaudaban se lo quedaba ellos, y sólo mandaban el resto.

Hablando de este tema, Miguel nos dijo que no les pidiéramos el dinero a nuestros padres, ya que el esfuerzo debe ser nuestro. Al decir esto, recordó que de pequeño, le rezó a la virgen para que le ayudara a aprobar un examen que tenía, y que si lo hacía, ya que estaban arreglando la iglesia, él pagaría un metro cuadrado de mármol del suelo. Pues nada, aprobó, y por ello, debía pagar lo prometido a la virgen, pero el problema era que no tenía dinero. Ya que la religión antes se tomaba mucho más en serio, se lo contó a su padre, quien le dio el dinero y quien le dijo una frase que más de uno debería tener en cuenta: “No prometas lo que no puedes cumplir”.

Después de esta anécdota, hablamos de algo bastante común: dar dinero a los pobres. Concretamente, a los que vemos por las calles. Ahí que tener cuidado con estas cosas porque nos pueden engañar. Y si la persona que nos pide dinero está con un niño, para dar más lástimas, debemos llamar a la policía porque se trata de un caso de explotación del menor. Además, muchas veces parece que llevan un bebé en brazos y sólo es un truco para robarte. A Miguel ya le pasó algo parecido una vez. Estaba de viaje cuándo una gitana le agarró muy fuerte con una mano para que él estuviera distraído intentando librarse de ella, mientras que con la otra mano, escondida debajo de una manta, como si fuera un bebé, le robaba la cartera. Afortunadamente se la devolvió ya que él se puso a gritar. Pero, bueno, no todo el mundo es así. De hecho, también le pasó lo contrario. Un día en Granada, perdió la cartera y cuando estaba buscándola, lo localizó un hombre diciéndole que la tenía. A ésta persona le costó mucho localizarlo, ya que Miguel no llevaba el número de su móvil en la cartera, pero el hombre, en vez de quedársela, se esforzó en encontrarle. No todas las personas tenemos malas ideas ni somos ladrones.
Ladrones. ¿A quién se le pude llamar ladrón? Un ladrón es alguien que roba algo. Entonces, un gitano que robe una cartera y un alumno que robe un bolígrafo, son los dos ladrones, ¿no? Aunque no de la misma forma, pero lo son. No debemos dejarnos llevar por el hecho de que lo robado no es tan importante, y por ello hacerlo, porque nadie tiene derecho a quitarle nada a nadie, no es justo.

Claro, que si nos ponemos a hablar de lo que es junto y de lo que no lo es... ¿Es justo que un adolescente mate a una niña, y por el hecho de ser menor, vaya a un centro de menores hasta los dieciocho años? ¿Es justo? Yo creo que no, que eso hay que cambiarlo, al igual que hay que modificar el máximo de años que puede estar una persona en la cárcel en España. No digo poner la cadena perpetua, pero alargarlo de 30 años que es ahora, a 50, me parece bien.

Bueno, pues este es el resumen de la última clase, aunque faltaría explicar que a mi grupo le tocaba exponer el trabajo de la mujer, pero como no terminamos de hacerlo, lo explicaré en el próximo comentario.

¡Hasta la semana que viene!

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